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Sobre el Alegato del Fiscal Ghirmoldi y Otros Atropellos

Jorge Garaventa


 

El alegato del fiscal Juan José Ghirimoldi pidiendo la absolución del sujeto acusado de abusar de la hija de Feliciana Bilat, también hija del imputado, es de una gravedad institucional inusitada y se enmarca en una situación generalizada altamente preocupante.

Hace unos días el gobernador Scioli aceptó las renuncias de los jueces Piombo y Sal Llargués, tristemente célebres a raíz del fallo en el que relativizan la actitud de un pedófilo y le reducen las penas invocando las tendencias homosexuales de la víctima, un niño pequeño, y el acostumbramiento a padecer abuso. La única urgencia que podría argüir el mandatario bonaerense es que si se terminaba la instrucción que se estaba llevando adelante por el pedido de juicio político, los jueces deberían aguardar la posibilidad de su destitución. La celeridad del mandatario permitió a estos ex jueces acogerse a los beneficios de la abultada y privilegiada jubilación judicial.

Paralelamente por decreto presidencial la abogada marplatense Patricia Perelló accede a uno de los cargos de la Cámara Federal de Apelaciones local. La letrada es conocida por su trabajo de defensa a personas imputadas por abuso sexual infantil y en un caso donde asiste a policías implicados en un femicidio.

Hace apenas un par de semanas recibió el repudio público de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Colegio de Psicólogos de la misma ciudad a raíz de sus declaraciones en las entre otras cosas ponía en dudas la gran cantidad de causas sobre abusos de los últimos años y la actuación intencionada de los psicólogos.

La Psicóloga Daniela Lezcano sufre en Tandil la persecución de pares y de la justicia acusada de alterar pruebas en un caso de abuso sexual. Absuelta en primera instancia, enfrentará en septiembre las consecuencias de la apelación. La colega tiene en su haber difíciles enfrentamientos con la justicia de los privilegiados. En Santiago del Estero no vaciló en plasmar en un informe las características perversas de Juárez Villegas, condenado y encarcelado luego de12 años de juicio por abusar de su hija. Habla de su ética el hecho de que la pericia le había sido pedida por el entonces miembro del poder juarista y que ella presentó por propia voluntad en la causa.

Andrea Karina Vásquez sigue insólitamente sin tener libertad de ver a sus hijos pese a que la jueza que determinó el secuestro de los niños, con personal armado, debió dejar el cargo y hoy soporta un Juri donde entre otras cosas se ha aceptado la arbitraria y anti jurídica actuación en la causa. El cambio de jueza no disminuyó ni el rencor judicial ni la complicidad patriarcal hacia esta madre.

Volviendo al fiscal Ghimoldi, es evidente que su temerario alegato está lejos de ser una actitud aislada y espontanea, sino que se enmarca en un clima judicial reinante donde en definitiva lo máximo que le puede ocurrir es una jubilación de privilegio anticipada…o una promoción a Juez.

Feliciana Bilat padeció, como tantas madres protectoras, maltrato institucional en cada una de las instancias por las que fue transitando. La justicia patriarcal no suele ser benévola con quienes escuchan a niñas y niños y menos aún cuando sin titubeos deciden poner en una denuncia inmediata.

En el cuerpo médico forense soportó las ironías cómplices de uno de los profesionales integrantes pero también un informe contundente de una prestigiosa perito, y el célebre y destemplado “ni” de la otra. Pero la pericia positiva fue tan contundente en sus fundamentos que no hubo forma de refutarla. El fiscal permaneció casi en silencio en esos tramos. Seguramente el alegato ya estaba en avanzado desarrollo.

Es que la “insolencia” de Feliciana y de tanta madre protectora es insoportable para quienes entienden la “sumisión” del otro, la “portación decabeza gacha” como única forma de relación.

El alegato del fiscal, que en ningún momento invoca las pericias, se basa en las características maliciosas de la madre de la víctima, lo que es claramente una forma encubierta del síndrome de alienación parental, descartado hoy como herramienta científica por todas las instituciones de psicólogos del país, a través de la Federación que agrupa colegios y asociaciones profesionales.

De los muchos caminos por los que Feliciana podría haber optado sigue eligiendo la Justicia. Así es, en la esperanza de que los jueces reflexionen, y así será si el fallo fuera adverso. Las provocaciones de estos personajes apuntan a la devastación y la rebeldía. Necesitan que hartas de la ostentación de la impunidad apunten a hacer justicia por mano propia. No lo han logrado.

Las hijas de Feliciana transitan la angustia junto a su madre. Sujetos de derecho, que son, o al menos eso dice la Convención, no pueden estar al margen de sus acechanzas.

El fiscal Juan José Ghirimoldi por su parte, incumplió premisas centrales de su cargo, pero sobre todo arrojó a una niña a la indefensión olvidando aquello a lo que por ley está obligado: el interés superior del niño. Habiendo indicios claros, (y contundentes en este caso), de que el delito existió, no puede dejar de impulsar la presunción de culpabilidad para que sea el jurado el que analice más profundamente las pruebas. Si el Jurado fuera objetivo no tiene demasiado trabajo para descartar el pedido del fiscal: desatendió absolutamente todas las pruebas que se esgrimieron en el juicio con un desprecio insoportable. Ni siquiera les dio vista en su alegato.

Estaremos con Feliciana Bilat y sus hijas, como estamos siempre junto a quienes padecen privación de Justicia. Sin perder la esperanza.

Una aclaración de cierre. Hablamos del rencor judicial hacia las madres protectoras porque es la norma, lo cotidiano, lo hegemónico. Algunos hombres tampoco la pasan bien cuando asumen la denuncia de los abusos padecidos por sus hijos y se plantan con firmeza ante los jueces.

En estos días acompañamos a Diego cuyo hijo Rami ha sido abusado por un kinesiólogo, siendo apenas un bebe. El lunes serán los alegatos y luego el fallo que esperamos sea ejemplificador.

El martes estaremos en la lectura de la sentencia en la causa de Feliciana Bilat.

Cada día un nuevo tuteo con el horror. Seguiremos tratando de que no nos roben la esperanza de que otro mundo es posible…y otra justicia también.