La Estética de la Agresión-
Jorge Garaventa
Una vez más leemos que una niña ha sido atacada salvajemente por otras niñas con
tal ferocidad que generaron su internación. Actos impensados hace un tiempo que
culminan con la glorificación de la violencia, subiendo las escenas
cuidadosamente registradas a las redes sociales.
Estamos en presencia de la estética de la agresión, una modalidad que se ha
instalado con toda la intención de quedarse largamente.
No es ninguna novedad si decimos que estallan los productos sociales que supimos
engendrar.
Estas niñas repiten aquello de lo que han sido objeto o espectadoras.
La violencia es siempre violencia aprendida y paulatinamente se va convirtiendo
en una forma de habitar el mundo. El pasaje al acto es el reemplazo de la
palabra, el enemigo de la espera, la antípoda del razonamiento.
La envidia y los celos en una sociedad donde lo competitivo define a cada
momento si se pertenece o no, hace estragos en combinación con personalidades
impulsivas.
Dice la noticia que la atacaron por ser linda. La violencia es la herramienta
para apropiarnos de aquello que no conseguimos por merito propio o porque no
hemos sido educados en la espera y la construcción. La belleza es un valor
supremo, o lo tenemos, o lo destruimos. La estética de la agresión goza con el
sufrimiento del otro, por eso incluye la celebración y la exhibición.
Si la escuela sigue pensando en niños con problemas de los que hay que librarse
a través de la sanción, si la comunidad no está dispuesta a pensarlo como un
problema social, estamos lejos de la solución.
Para la niña agredida y las agresoras podrán pensarse cuestiones individuales y
estará bueno ya que son portadoras del inmediatismo social, la urgencia de las
apropiaciones, el consumismo y la rivalidad que solo se resuelve con la
eliminación del semejante...pero el campo ya está minado y la “yerba mala”
seguirá creciendo.