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Lista de Correo: Ética y Psicología

De una iniciativa personal a un movimiento colectivo

(avatares de su funcionamiento)

 

Jorge Garaventa

 

 

 

“intentamos preguntarnos que lugar ocupan las éticas

en los procesos cognitivos de cada sujeto: ¿cuál será

el rigor del pensamiento si no es capaz de organizar

una reflexión acerca de la moral de sus propios actos.

...la formación curricular no garantiza el entrenamiento

mínimo para problematizar nuestras prácticas mediante

la inclusión de diversas perspectivas éticas. Mantener

las propias convicciones, como garantía de la bondad de

nuestros procedimientos, alivia el dolor psíquico que

resulta de revisar lo aprendido, pero no asegura el rigor de

nuestras convicciones.”

 

 Eva Giberti- Las Éticas y la Adopción-

pag. 227

Editorial Sudamericana

 

Introducción

 

No es casual que mi participación se abra citando a Eva Giberti para quien sólo tengo agradecimiento por sus enseñanzas y de quien aprendí la pertinencia de hablar de las éticas.

Fue precisamente el capítulo Mundialización, Éticas y Adopción, escrito por ella, en el libro nombrado el que me permite revisar mis fundamentos y colocarme en una perspectiva más crítica con relación a la circulación del concepto de Ética.

Dice la autora, y viene al caso: “ Estas jornadas, al apelar al estudio de hechos vinculados con las éticas, no pueden negar su vocación por las utopías; al mismo tiempo, pensadas por psicólogos, no pueden dejar de tener los pies en la tierra. Y cuando la tierra que pisamos es la de nuestro país, no resulta difícil recurrir al realismo, ya que por momentos, algunos hechos que suceden en la realidad, superan cualquier fantasía.” Pag. 28-29.

Los conceptos que concurren en esta introducción fueron madurados en el citado capítulo por lo cual es necesario que quede claro que no citarla constantemente no significa desconocer la fuente y la autoría.

La proclama poética de que las palabras, una vez pronunciadas dejan de pertenecer a quien las dijo, abona el conjunto de versos que cantan al plagio, deleznable práctica mas difundida de lo imaginado en nuestra profesión.

Volviendo al capítulo en cuestión, veremos que texto desgrana al sacudir la estructura:

Descubrí este texto cuando la Lista ya estaba en funcionamiento, pero por esas parábolas de la vida, si lo hubiera descubierto antes seguramente me hubiera llevado a crear la lista.

Siempre había pensado que no todos hablábamos de lo mismo cuando hablábamos de ética y me resultaba sospechoso e insuficiente un pensamiento que me condujera a la ética universal.

Paulatinamente mis preguntas se fueron convirtiendo en afirmaciones  y hoy estas transitan el camino hacia la fundamentación que las convierta en conceptos.

El texto, obviamente dice mejor que yo de que hablo:  

 “Es  habitual  partir  de  una convicción (cuyo origen puede  estar dado por    creencias-  Yañez  Cortés, 1988) que  apuesta en favor de una ética  capaz  de deslindar  de modo inequívoco  entre “lo bueno  “ y  “lo malo “;  para  pensar  según ese  criterio  es preciso sostenerse en  pautas  universales, uno de cuyos  referentes  es la ética kantiana. Cuando  es preciso  discernir entre  ambos  se eligen comportamientos   de  acuerdo  con los contenidos  que cada quien  adhiere  a lo que  considera “ lo  bueno” o “lo malo”,  y de dicha  elección  surge la pretensión  de justicia. Esos  opuestos    promueven  la ilusión  de  lo  sencillo  como ganancia  operativa  para      definir y calificar  hechos complejos  de la realidad; pero el análisis  epistemológico  advierte  que   la  supuesta  sencillez  no es  sino simplificación y  reduccionismo,  (Bachelard   G.1972)”: 

y finalmente: 

“La  ética  del deseo   se opone  a la arrogancia  a costa  del otro  y también  contradice a la  ausencia  de subjetivación; o como en la situación  de aquellos  adoptivos  a los cuales  se les  distorsiona  su calidad  de sujeto  deseante  mediante la negativa de información  acerca de su origen o su imposibilidad,   como ocurre con quienes  son inscriptos  como hijos  biológicos  de los adoptantes.”

“...¿Cuáles  serán las relaciones  que se entablan entre ética  y deseo del sujeto, si tenemos  en cuenta que deseo  define a sujeto  en tanto sujeto  deseante?   De acuerdo con la concepción  psicoanalítica  se trata de  deseo  que desea   sin   ser  conocido por el sujeto. (Diferente  del  deseo  sexual   que se registra  como tal   y  que corresponde  a otro orden  del desear)".  

Estas citas apuntan a mostrar un punto de llegada teórico: No hay una Ética, sino éticas que confluyen en cada acto humano, de los cuales el encuentro o desencuentro terapéutico no es la excepción. La ética universal es efectivamente jaqueada por la ética del deseo.

Si una lista de correo sobre ética y psicología es posible, es merced a la aceptación de esta construcción teórica, pues de lo contrario sería sencillamente un curso sobre ética, bancario, al mas puro estilo pre Paulo Freire. 

 

Listas de Correo  

Cuando Internet revoluciona las comunicaciones en el mundo hace siete u ocho años, y en nuestra América subdesarrollada hace poco mas de dos lo hizo a través de dos componentes fundamentales de su universo, el chat y el mail.

Efectivamente como harto se ha dicho ya por ahí, de golpe las distancias y los tiempos se achicaron o desaparecieron dando lugar a la inmediatez, pero además se reabrieron canales de intercambio defectuosos, clausurados o impedidos y la proximidad fue mediatizada por la red de redes.

Dado que no es la informática el tema que hoy nos convoca sino la utilidad de determinadas aplicaciones a nuestra ciencia, aclaro, me atajo, que la descripción es de trazos gruesos, lo que garantiza la delineación, tal vez desprolija y simplista de un perfil, además no necesariamente el único ni el más importante.

Dicen los románticos que el chat vino a reemplazar el encuentro de dos a conocerse en la calle, el café o en aquellas revistas que publicaban avisos de amistad, y que el mail rememora la casi enterrada costumbre del carteo que desempolva las siempre vigentes ganas de decir-te. Pero no solo de amor. Si bien es fácil imaginar a  Freud escribirle un mail diario a Marta Bernais, no es nada difícil imaginarlo chatear apasionadamente con Fliess, polemizar vía electrónicamente con Einstein sobre la guerra, mandar mails con copia oculta a algunos analistas de lo que le dice a otros e increpar desde su computadora inocente y enérgicamente a Hitler que se negaba a comprender que aunque no lo respetara como judío debía respetarlo como científico.

Eso sí, ya nos hubiera resuelto una cuestión ética: todos sus pacientes tendrían su dirección de mail, mandaría cadenas haciendo una colecta para el hombre de los lobos y finalmente tendría firma digital para poder seguir rigiendo con mail de hierro, y sin temor a equívocos los destinos de la IPA.

Volvamos a las listas de correo. Es un grupo de direcciones de mail, voluntariamente alojadas en un servidor o computadora central, con uno o más moderadores o administradores que generalmente han sido los creadores de la misma.

Pueden ser abiertas, o cerradas ( no pueden ingresar mas miembros), públicas o privadas y finalmente moderadas o no.

Que una lista sea moderada implica que el administrador recibe cada pedido de ingreso y cada mensaje y tiene atribuciones para aprobar al nuevo miembro o la circulación de los mensajes.

Pero la división principal es: a) lista de distribución. b) foro de discusión por mail.

Esta última clasificación la comprenderemos a continuación pues la lista Ética y Psicología reúne ambas modalidades. (tengo entendido que es la única con esas características). 

 

Lista de Correo Ética y Psicología  

Hacía ya bastante tiempo que pensaba que había que plantearse otro debate profundo en la profesión que fuera mas allá de nuevas o viejas corrientes teóricas, independiente de técnicas de abordaje; un debate que abarcara el corazón de la profesión.

Me imaginaba, imagino, un preguntarse que infiltre el corazón de la praxis.

En grande hay un modelo, aquel setentino que deviene en la ruptura de APA y termina soltando las amarras del demonio del psicoanálisis para permitir su definitiva llegada a sectores más amplios de la profesión en particular y de la población en general. Esa me la contaron, la leí, la estudié, llegué a la profesión 10 años después, me formé e intercambié con sus protagonistas. Tiene que ver con este hoy.

El segundo modelo, más modesto, no menos importante, con tremendas tareas aún en realización o pendientes tiene lugar en los primeros años de los 80, con una Argentina devastada (¡vaya coincidencia!), una guerra perdida, otra mas, que en un amanecer, nublado, pero amanecer al fin, empezaba a iluminar sus contornos: 30000 desaparecidos, hambre, desocupación un ejército derrotado, pero soberbio y autoritario (un ejercito, bah!) que pretendía entregar  una primavera democrática solo por un ratito.

Sostengo, y eso se ve muy claro hoy, retomando un concepto de Guillermo Martín, hoy desaparecido, en su intervención como panelista de las Jornadas sobre Derechos Humanos de la APDH en 1984 en el teatro San Martín, que la culpa fue por ese entonces el motor de la masiva conciencia popular sobre las violaciones a os DDHH.

Pero volvamos al modelo al que iba a referirme: Sostengo que a partir de 1982 aproximadamente se da un cuestionamiento masivo al carozo de la teoría y la práctica.

Entre las muchas secuelas que la dictadura militar nos deja, la sistemática violación a los derechos humanos a la que habíamos sido expuestos lleva necesariamente a la confrontación de los instrumentos con los que trabajamos. Difícilmente se podía enfrentar entonces la realidad nueva con nuestros viejos instrumentos.

Teníamos por donde empezar, como en todo desafío ya había adelantados, colegas, psicólogos, psiquiatras, y otros trabajadores de Salud Mental que durante el gobierno de facto habían trabajado con afectados directos y comenzaban a teorizar sus experiencias con mas fuerza. A nivel institucional se me ocurre por ejemplo, el equipo terapéutico de Madres de Plaza de Mayo.

Fue un arduo trabajo que tuvo dos puntos de sistematización importantes, que actuaron como puntapié inicial de un movimiento que luego se fue desarrollando más natural y ampliamente: la ya nombrada Jornada de la APDH, y la Jornada de Psicología y Derechos Humanos que organizara la Asociación de psicólogos de Buenos Aires en 1984 y que culminara con la publicación de una RAP temática en 1985.

Cabe hacer una aclaración en este momento: No soy un historiador, sino un decidor de experiencias que me marcaron. Probablemente los puntos de ruptura que señalo no coincidan con lo que podría señalar una historia oficial de la Psicología Argentina.

Intento, modestamente señalar que mi quehacer de hoy tiene este recorrido y que sin él, y sin una mirada gremial-profesional que me llevó a tener una determinada concepción de la profesión y sus momentos históricos, difícilmente hubiera llegado a sumarme al movimiento en el que hoy transito.

Dicho sea de paso, en diálogo con jóvenes psicólogos o estudiantes avanzados me encuentro con una cuestión bastante generalizada que creo deberíamos abocarnos a transformar: El desconocimiento acerca de la Historia de la Psicología  y sus hacedores en los últimos 30 años. Para evitar descompensaciones narcisistas no haré nombres pero me sorprendió la ignorancia acerca de hechos y colegas que cambiaron con su paso la teoría y la práctica. Toda una tarea pendiente.

En el título del presente trabajo hablo de la lista Ética y Psicología como una iniciativa personal que desemboca en un movimiento colectivo. Obviamente estoy hablando de que cuando abrí este canal supuse que probablemente desembocara en un riacho, tal vez en un río, no estaba al tanto de que iba camino a un movimiento oceánico de revisión y cuestionamiento con epicentro en las Cátedras de Deontología y Ética y en las asociaciones profesionales.

Aquella madrugada del cinco de mayo de este año, cuando en el libre deambular sabatino por la red caí en la página www.eListas.net no sabía que estaba inaugurando algo muy importante para mí y para al menos un grupo interesante de profesionales. Sabía de las listas, solo estaba suscripto a alguna de distribución pero ignoraba su funcionamiento de fondo. Un cartel me guió: Si la lista que ud. busca no está aquí, créela Ud. mismo. Busqué Ética y Psicología, no estaba, tímidamente fue completando los formularios, hasta que otro cartel me adula: Felicitaciones!!! La lista Ética y Psicología ha sido creada. Ud.  es el administrador, su clave es, etc, etc.

Cierro la página, ya casi con las luces del día amenazando llegar. Voy a chequear mi correo antes de apagar la PC. Un mail me informa: Sr. administrador: la dirección jorgegaraventa@ciudad.com.ar ha sido suscripta a la lista . Con esta suman 1 (uno), los integrantes. Mandé convocatoria a toda mi lista de direcciones. Sonreí y apagué. Ocho horas después el último correo rezaba: con esta suman 39 los integrantes. Varios otros saludaban la iniciativa. Entre ellos titulares y otros docentes de las Cátedras hoy convocantes. La pequeña aventura se había puesto en marcha.

Han transcurrido seis meses desde entonces, mas de trescientas personas, en su mayoría profesionales han circulado por ella intercambiando cerca de 2000 mensajes en los más encendidos debates y en el fichero se encuentran alojados casi 150 trabajos, muchos inéditos, muchos de los integrantes de la lista.

Lo que parecía una demanda personal no era otra cosa que un eslabón mas de un movimiento colectivo que tiene su expresión en las cátedras universitarias, en estas Jornadas y en el Congreso Metropolitano de Psicología que se realizará en Buenos Aires el año próximo.

Algo del narcisismo se fortalece y se resiente en todo esto. Ya no podría disponer libremente de la lista. Hoy sus integrantes, socios por legitimidad no lo permitirían.

Decía que la lista cumple con el doble requisito, es decir por un lado es lista de distribución lo que implica que los integrantes reciben toda la información que instituciones y particulares envían al moderador y por otro lado foro de discusión por e-mail, donde hemos elegido la modalidad de que los mensajes de todos llegan a todos. De esta forma el debate se va ramificando de forma intensiva.

A veces, como una metáfora imperfecta, me gusta pensar la lista como un Club Social, de esos de barrio o de pueblo. Hay parroquianos que están todo el tiempo, otros que van de vez en cuando, los que están en la luna, los querellantes, los conciliadores y el barman moderador, que paulatinamente va conociendo el gusto de todos porque además de las tertulias, casi todos tienen una comunicación personal con él. También están los socios que solo pagan la cuota y no aparecen nunca, y porque no?, los socios de honor.

 

De esto si se habla 

El panorama ha sido extenso, solo citaré algunos de los muchos temas que se fueron desgranando.

Uno de los interrogantes era, es, ¿de qué se habla cuando se habla de las éticas?

Otro, ¿quién habla de las éticas?

La conformación de la lista es de psicólogos mayoritariamente, algunos abogados y médicos que fueron invitados especialmente por su trayectoria en el tema, trabajadores sociales, etc. Y otros que no están suficientemente chequeada ni su identidad ni su profesión, habida cuenta que la lista es abierta y solo es necesario el mail para inscribirse.

Me vi confrontado a preguntarme si las éticas tenían dueño a partir de una primera reacción de algunos miembros de algún colegio, asociación o tribunal que sintieron que se les filtraban inorgánicamente en un terreno  que hasta ese momento consideraban propio y cuasi privado.

Ni hablar de la incomodidad producida cuando un integrante de la lista desde el supuesto lugar de paciente interpeló a los profesionales. Hubo dos consecuencias: Un miembro de un tribunal de ética se retira de la lista porque no le parece ético discutir con pacientes cuestiones de la profesión. Nace el primer mito: en esta lista se propicia la discusión entre psicólogos y pacientes sobre cuestiones de la ética.. Mito de corto vuelo pues fueron transcendiendo en el medio la intensidad de los debates centrales.

Los intercambios que se fueron dando reflejan a menudo luchas de poder, intentos de copamiento, de colocar un discurso hegemónico, es decir, nada demasiado distinto a las cuestiones generales de la dinámica grupal.

Hay cuestiones insoslayables. La lista también funciona como un reflejo de la sociedad, y se discute con intensidad los mismos temas. discriminación, homosexualidad, abuso de menores ocuparon páginas y días.

Para no defraudar a la sociología también se establecieron espacios formales, el público, general, e informales, sub listas paralelas, encuentros personales, y porque no, romances?

El cuestionamiento ético aparece generalmente hacia el otro, muy pocas veces como una pregunta por su actuar, pues, como dice Eva Giberti, en introducción a la Deontología: 

“Dado el escaso entrenamiento en este tema es habitual que los egresados de las carreras de Psicología  estén convencidos que su proceder profesional es correcto y acorde con los principios de la ética, debido a que ellos “se sienten éticos” y  porque no están informados acerca de la multiplicidad de  éticas que  es posible tener en cuenta. Lo mismo puede suceder con otros profesionales” 

También la lista ha aparecido claramente como un lugar de disputas de poder con intentos de copamiento a través de discursos hegemónicos, etc.

Todo esto, enriquecedor en si mismo da cuenta de un fenómeno tan contradictorio como llamativo: la necesidad de los colegas de hablar del tema junto a la confusión metodológica y teórica y la falta de formación sistemática sobre el mismo.

¿Cuándo hablo de cualquier cosa, estoy hablando de Éticas?

De esto, y del dato ineludible de que esto se desarrolla en la Internet y gracias a ella da cuenta esta intervención. 

Para finalizar quiero expresar mi agradecimiento a todos los integrantes de la lista, a los organizadores de estas Jornadas por invitarme, a la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires por el apoyo recibido a través de sus autoridades y por invitarme a participar en el Congreso Metropolitano del año próximo.

Cuando estén frente a una computadora los invito a cliquear www.elistas.net/listas/eticaypsicologia

Todas las críticas que hago en este trabajo me incluyen, pues, como siempre digo no conozco moscas blancas. 

Buenos Aires, noviembre 2 de 2001