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A tres años de la ostentación…la impunidad

 

 

Marzo de 2006 marcó a fuego el destino de 39 niñas y niños marplatenses y de sus padres y madres que, enfrentando el miedo, el desánimo y el desentendimiento denunciaron el abuso y la violación a la que sus hijos e hijas habían sido sometidos en lo que luego se visibilizaría como una trama siniestra a la cual las instituciones eclesiásticas, educativas, judiciales y psi no serían ajenas.

El caso Melo Pacheco fue el estandarte de lo que entonces llamamos, la ostentación de la impunidad. Un tribunal dio por tierra con la contundencia que testimonios, pericias y otras pruebas confirmaban el delito al que habían sido sometidos alumnos del colegio religioso Nuestra Señora del Camino. En uno de los más insólitos y fantasiosos fallos que hayamos conocido se determinó que la imaginación de una madre derivó en histeria colectiva, y de allí surgió la influencia hacia cada familia, que diseño el relato, que cada uno de las 39 víctimas expuso, comprometiendo al profesor de educación física. Jamás se preocupó el unánime jurado por fundamentar alguna razón que diera cuenta de semejante complot contra un “humilde e inocente” docente.

Apenas unos meses antes la profesora Pandolfi, de un colegio religioso de la misma congregación, era condenada, en la misma ciudad, en un juicio similar, por igual delito. Tal vez su condición de mujer, aunque no exclusivamente, la hizo condenable.

Iglesia y Justicia han sido históricos socios en la defensa de privilegios patriarcales y mostraron que están dispuestos a seguir siéndolo. Había que desalentar la siembra de denuncias a lo largo y a lo ancho del país, y a eso apunto el fallo. La impunidad desalienta, pero la ostentación de la impunidad además paraliza y asusta. El resultado del Juicio no fue solamente la declaración de inocencia del acusado, sino la incriminación de dos peritos psicólogas y la condena de una de las madres de las víctimas. Iglesia y Justicia se ponían de pie…el caso Grassi estaba en el horizonte de semejante despliegue.

A tres años del fallo las promesas de revisión y los resultados de las apelaciones brillan por su ausencia, la sociedad acentuó su indiferencia y el campo de trabajo con víctimas de abuso sexual infantil se desgrana en desánimos, desidias e inexplicables disputas por espacios de figuración.

Al decir del Juez Carlos Rozanski, en este tema “venimos perdiendo por goleada”

El fallo Melo Pacheco, además de consagrar la impunidad marcó el comienzo de una tendencia que recorrió toda nuestra geografía. Si a tres años de la ignominia lográramos reinstalar la conciencia participativa y la reflexión generosa y despojada de estrellatos probablemente sembraríamos la esperanza y el valor en quienes han perdido la fe de que denunciar es el único camino. De lo contrario, y siguiendo la metáfora de Rozanski, no solo perderemos por goleada sino que quedaremos fuera del campeonato. Claro que para dar ese paso se necesita la grandeza que en su momento tuvieron las madres y padres de las 39 víctimas.

 

Lic. Jorge Garaventa

jorgegaraventa@hotmail.com.ar