La Tecl@ Eñe Edición Aniversario - 10 Años
Ideas,cultura y otras historias... Año X Número 48 - Septiembre - Octubre de
2011 -
01 septiembre 2011
Política, Cultura y Sociedad
El Jardín de Conrado
El País en los Diez Años de la Tecl@ Eñe
Por Jorge Garaventa*
(para La Tecl@ Eñe)
“Frente a los hechos de violencia que ocurren no debemos dejarnos llevar por
quienes provocan a la violencia. Más allá de las personas hay que asegurar paz
social y estoy dispuesto a hacerlo preservando a las personas y los bienes; por
eso he dictado el estado de sitio.”
Fernando de La Rúa, 20 de diciembre de 2001
“miraba por televisión y me parecía increíble, la gente
golpeaba ollitas y caminaba hacia Plaza de Mayo. En un momento pensé que me
gustaría estar allí porque presumía que iba a pasar algo histórico. Las
cacerolas sonaban cada vez más fuertes y más cercanas, estaba más allá de la
televisión. Me asomé al balcón, vivía en un primer piso, ahí nomás, ahí abajo,
estaban mi peluquera, varios de mis vecinos, algunas compañeras de trabajo, los
empleados del almacén, el remisero. Agarré una ollita y bajé y al rato llegaba
en la plaza sintiendo que era protagonista de un cambio histórico.”
Una paciente, enero de 2002
“- Hola, ¿qué tal?, ¿bien?
- Sí, bien. Estoy para espiar...”
Conrado Yazenza, La Tecl@ Eñe Nº 1, Octubre de 2001
Muy orgullosamente en nuestro estilo sureño, y por otro lado como deben ser las
cosas para no perder su chispa, no todos los argentinos nos hemos puesto de
acuerdo acerca no solo de lo que fue sino lo que significó el movimiento social
que sacudió el país en toda su extensión, hace casi 10 años.
En lo personal me resisto a creer que La Tecl@ Eñe, esta publicación digital que
hoy homenajeamos, haya nacido por casualidad, apenas unas semanas antes del
estallido social.
Mas bien me atrevería a asegurar, a riesgo de ser desmentido por su creador,
Conrado Yazenza, que este medio político cultural, o cultural político, que no
es lo mismo pero es igual, germinó de las mismas semillas del hartazgo que
terminaron de expulsar el ensayo aliancista, aquel que surge de las luchas
contra las medidas económicas que imponía Cavallo, y que culmina, tristemente
trayendo a Cavallo para que invente el milagro económico que operaría la
salvación de la ropa.
Por eso pretendo tomarme la licencia de desplegar un raconto historizador sobre
algunos acontecimientos políticos que se desarrollaron a la par del crecimiento
de La Tecl@ Eñe. Tal vez no aporte más que recuerdos personales de esa porción
de historia que nos sacudió a todos…no es poco.
Diez años después, poco o nada se puede agregar a la historia, tantas veces
contada, pero siempre hay espacio para historizar, y desde este acto creativo
seguramente surgirá más verdad que del relato fiel y despojado de los hechos.
Historizar es interpretar los hechos históricos a partir de signos
interrelacionables que permitan desinvisibilizar las verdaderas causas
motivantes. La observación aguda, se espera, impide la afirmación arbitraria. La
solvencia de la historización esta dada por la consistencia interna sustentable
en el análisis de la misma.
Volviendo a las jornadas de 19 y 20 de diciembre, en la explosión que condujo a
la estampida del gobierno, ya a esa altura radical, confluyeron sectores de
distinto signo, algunos incluso antagónicos, y lo que parecía constituir un
grito homogéneo era en realidad una pluralidad de reivindicaciones sectoriales
que no todas apuntaban a la salud republicana.
Por si ello fuera poco, no puede soslayarse que la elección que empieza a dar
cauce definitivo a ese proceso da como vencedor en la primera vuelta al
tristemente célebre riojano que deberá dirimir en balotaje con Néstor Kirchner,
el delfín de Duhalde que aún ocupaba la primera magistratura, el último de los
varios sucesores de De la Rúa.
Si hubo algo que preanunciaba el fracaso rotundo de quienes querían que se vayan
todos era precisamente este final entre dos pejotistas, alumnos de la vieja
escuela justicialista y tributarios de los vicios polítiqueros.
Ya era tarde para una respuesta contundente. Los ahorristas que supieron liderar
gran parte de las demandas habían abandonado la lucha colectiva y recorrían
individualmente caminos judiciales y administrativos que les permitieran volver
a juntarse con sus tesoros arrebatados.
Las asambleas comenzaron a debilitarse por falta de un más allá unívoco que les
permitiera avanzar hacia otro país posible, por el retiro de quienes confundían
con el que se vayan todos con el repudio a cualquier forma de hacer política, y
por la perpetuación de ciertos mecanismos del narcisismo de las diferencias.
Pero no obstante, así como pueden rastrearse antecedentes asamblearios en las
respuestas organizadas al apagón por desidia de 1999, cuando cada esquina se
convertía en un centro de organización y resistencia a la lógica capitalista que
finalmente por primera vez debe recurrir a su capital para resarcir
económicamente a usuarios no dispuestos a resignarse, las asambleas dejaron una
huella en la epidermis social, y ya nada sería como antes. Como nunca y desde
entonces surgen en cada conflicto, organizaciones independientes dispuestas a
luchar por el ejercicio de sus derechos. Lo sectorial no obstante sigue
careciendo de un eje que aglutine reivindicaciones.
Es en ese contexto que llegan las elecciones del 2003 con políticos perseguidos
por el mal humor de la gente y que solo se asoman tibiamente en la campaña por
temor al inevitable escrache.
Y es en ese contexto que Menem vuelve a ser el político mas votado con el 25 %
de los sufragios seguido a metros por un casi desconocido Néstor Kirchner, el
único político que se había negado a que se completara el mandato de De la Rúa y
pedía elecciones ya en el 2001.
Pero el humor social estaba muy lejos de tolerar otro mandato del ex presidente
y tanto los sondeos como el olfato político vaticinaban semejante debacle
electoral que era mucho mas de lo que estaba dispuesto a tolerar el invicto
riojano que finalmente decidió hacer mutis por el foro y dejó al santacruceño
con la responsabilidad de recomponer un país que hasta ahí no era mas que una
incógnita.
Ya habían caído Kosteki y Santillán, ya Duhalde había tenido que acortar plazos
y aspiraciones, ya la sociedad había marcado el terreno y mostrado a las claras
qué estaba dispuesta a tolerar y qué no.
Ha de haber pensado Kirchner entonces, en más de una oportunidad, que el
afirmativo freudiano tal vez era veraz: “gobernar es una tarea imposible”
Hoy podemos afirmar que nada de lo ocurrido a partir de allí fue casual, ni el
estilo de conducción, ni la orientación del gobierno, ni la elección de los
adversarios a enfrentar.
Se trató de una reivindicación sectorial de la historia setentina cuyo punto de
partida es claramente marcado por Kirchner el 24 de marzo de 2004 cuando ante
una plaza desbordante de organismos y militantes de derechos humanos lanza el
lacónico: “volvimos”. Hablaba del 1º de mayo de 1974 cuando la controversia
entre Perón y los Montoneros resulta en el abandono de la plaza por parte de los
numerosos grupos juveniles de la Tendencia Revolucionaria.
Lo que volvió no fueron ni los Montoneros, ni la Tendencia Revolucionaria, sino,
mucho más valioso aún, la posibilidad de revisar el pasado y de debatir
políticamente acerca de una época que había quedado ahogada en sangre por la
acción genocida de las AAA y de la dictadura militar. Suele decirse, con cierta
razón, se reinstaló “La Política”, sobre todo para quienes pretendemos no
sinonimizar política y corrupción, sino que, lejos de ello, esta última es una
degeneración de la primera.
Kirchner sabía, el desgobierno de Illia así lo había mostrado, lo difícil que
era gobernar con el 23 % de los votos. Tal fue la perversa jugada del riojano,
no someterse a una derrota y mucho menos darle consenso al futuro presidente.
Lo que para algunos fue una opción acorde con su militancia histórica y para
otros un espectacular ejercicio de oportunismo, constituyó en realidad un
riesgoso desafío de supervivencia frente a una sociedad efervescente que ya no
toleraba mas de lo mismo.
No fue casual pero tampoco programático. Poco de lo que encaró el gobierno en
políticas de derechos humanos y sociales había sido bandera de campaña. Una
eficaz jugada que despertó entusiasmo popular en un gobierno al que pocas
semanas antes el 77% de los votantes había dado la espalda.
La presencia de mandatarios populares de Latinoamérica fue el marco que
entusiasmo a muchos y erizó la piel de no pocos. Fidel Castro, Lula, Chávez,
Bachelet, Lugo, eran presencias demasiado fuertes para la asunción de un
presidente que sospechado de ser el encargado de sepultar los reclamos del 19 y
20 de diciembre de 200, se convierte en su abanderado y hacedor. Porque en honor
a la verdad, que el balotaje fuera entre Menem y Kirchner, dos representantes de
las viejas políticas repudiadas era la representación del fracaso de aquella
lucha.
Entonces podremos decir sobre el 25 de mayo de 2003, que aquí nace el amor y
aquí nace el odio, que es como decir, se ponen blanco sobre negro las dos
argentinas.
Aún quienes suponen oportunismo en las políticas de Derechos Humanos no pudieron
dejar de asombrarse de cómo las banderas de la impunidad fueron arriadas y
pudimos ver en el banquillo a quienes ya habíamos desistido de la esperanza de
verlos juzgados y condenados.
No hablamos de un gobierno revolucionario, mas bien podríamos decir progresista
y hasta conservador en algunos aspectos. Pero sería necio no reconocer que en la
política contra los genocidas y sus cómplices no ha habido hasta hoy una sola
vacilación.
Hace apenas unos meses Cristina Fernández corrió el eje de la discusión. “En el
2003 optamos por gobernar en esta dirección.” Ya no importaba que hubiera pasado
antes sino cual era el camino que hoy se recorría.
Hubo algunas posiciones reprochables como por ejemplo el vacilante
comportamiento político tras la masacre de Cromañón y el insólito sostén a
Ibarra para quien el gobierno tenía planes que debió dejar en el camino.
Probablemente algo de ese desacierto sea el germen que permitió el crecimiento
de la derecha en Capital. Si el gobierno no hubiera intentado cobijar los
constantes desaciertos de su ex aliado probablemente el porteño no sería tan
esquivo. Porque bueno es recordar que según sondeos de la época y la percatación
del clima social, Cromañón caló hondamente en los habitantes de Buenos Aires.
La inoportuna e improvisada estrategia política de retenciones planteada por
Losteau rompe las trabajosas alianzas que Kirchner se había planteado con el
grupo Clarín y los distintos sectores del campo pero pone en evidencia que esos
grupos no tejen alianzas sino que defienden privilegios. Tal vez desde 1955 que
no mostraban su inescrupulosidad de forma tan desembozada. No había grupos
militares esta vez que pudieran encarar el trabajo sucio.
No obstante el flamante gobierno de Cristina Fernández no pudo captar que como
todo movimiento conservador el empellón del campo se sustentaba en una cierta
base popular, descreyó de la rebelión de los pueblitos del interior y se refugió
en los “anuncios destituyentes” de la inteligentzia porteña encarnada en el
Grupo Carta Abierta y pagó un alto precio en las elecciones del 2009.
Tampoco los patrones del campo y de la opinión advirtieron que sin el auxilio de
los sables sangrantes sus victorias eran tan efímeras como pírricas y
menospreciaron la capacidad de recuperación del gobierno que cuando pudo
correrse de las riñas especulares tejió políticas sociales y revolucionó el
espectro político. Ya no solo los genocidas darían con sus huesos en las
cárceles comunes, los homosexuales podrían casarse y adoptar, la ley de medios
quebraba el espinazo de los monopolios y ponía condiciones igualitarias para
poder decir y escuchar, a la vez que la asignación universal por hijo y el plan
Conectar Igualdad abrochaban a miles niños al sistema educativo.
No es mi idea hacer profesión de fe kirchnerista, trato de pensar cuales fueron
los factores que dieron vuelta la tortilla y cementaron el sorpresivo y
apabullante resultado electoral de hace unos días.
En el medio de tanto revuelo, tal vez en la mañana más tranquila de estos 10
años, el 27 de octubre de 2010 el corazón de Néstor Kirchner dice basta y puebla
calles y casas de desconcierto.
Pero no por muy dicho deja de ser cierto. Las calles y plazas del país mostraron
una vez mas lo impensado hasta ese momento, la masiva presencia juvenil que
dejaba atrás décadas de indiferencia y que parece, habrá que demostrarlo,
dispuesta a no regalar los destinos del país.
Fueron 10 años. Hoy nada es igual a entonces, salvo algo, sumamente importante,
la generosidad de Conrado Yazenza que mes a mes nos abrió las puertas de La Tecl@
Eñe porque siempre supuso que algo tendríamos para decir…y el convite es
tentador. Gracias y Feliz cumpleaños!!!
*psicólogo