Modelos Exigentes y Maltratadores
Revista Acción
Es importante diferenciar la situación en la que los padres
perciben una cualidad especial del niño que puede tener incidencia positiva en
su desarrollo personal, de otras donde de lo que se trata es de una demanda
creada desde afuera –generalmente las productoras–, que hacen centro no
precisamente en el niño sino en postergados desarrollos narcisistas de los
padres. En el primer caso se trata de percibir que hay una característica,
artística por ejemplo, en el niño, que es importante ayudar a desarrollar y
acompañarlo en el proceso. Dicho acompañamiento debería ser cauteloso, sin
exigencias extremas, y sin ansiedades.
La función debería ser acompañar el deseo del niño y poder diferenciar el súbito
desinterés o el cambio de preferencias de lo que podrían ser temores propios del
desarrollo. El tema se complejiza cuando el deseo no es intrínseco sino que
responde a una necesidad empresaria y no convoca a una cualidad especial sino a
la categoría genérica «niño». En general estas demandas terminan confundiendo la
natural plasticidad de los niños con alguna habilidad especial. Por ende los
convocados no son los niños sino el exacerbado narcisismo paterno o materno que,
no pudiendo diferenciar al niño como un ser independiente y con desarrollo
propio, proyecta la exhibición y trascendencia propia en el futuro éxito
infantil.
El niño conducido a un casting difícilmente porte ilusiones propias, más bien
carga con las de sus progenitores. El éxito será el éxito de todos, el fracaso
una importante desilusión depresiva, no tanto por sí, sino por haber defraudado
a quienes tanta ilusión pusieron en él. Y ya se sabe el peso que tiene en el
infante sentir que defrauda a quienes son su sustento afectivo y vital.
Lo audiovisual establece hoy modelos identitarios exigentes y maltratadores. El
éxito se relaciona con lo bello o lo habilidosamente destacable en alguna área.
Los padres corriendo con los niños tras los castings refuerzan este modelo y
marchitan demasiado temprano el juego y el disfrute de ir conociendo las propias
características y explorando el mundo.
Jorge Garaventa