Respuestas a un Medio- Niños Perdidos
Jorge Garaventa
El tema era "Niños Perdidos en Situaciones no delictivas"
Los disparadores que me mando la periodista fueron:
¿Distracción o descuido? Cómo calificar ese instante en el que descubrimos que
nuestro hijo no está junto a nosotros. -¿Es reprochable? ¿Cómo manejar la culpa?
-Como padres, ¿qué se le debe decir al niño momentáneamente perdido cuando
finalmente es encontrado? -En algunos países -como USA existen pretales para
llevar a los chicos siempre con uno- mientras que en España, por ejemplo, las
madres optan por escribir en pulseras o incluso los brazos de los niños sus
números de teléfono. ¿Cuál es el límite entre el cuidado y la sobreprotección?
¿Es aconsejable este tipo de accesorios?
Esta fue mi respuesta en forma de recuadro:
Dada la responsabilidad que implica circular con un niño por espacios públicos,
es muy dificil separar distracción de descuido. Muy por el contrario es
necesario vincularlarlas. La distracción al punto de que el niño se extravíe
habla de descuido porque de lo contrario seria algo momentaneo. Podemos hablar
de madres y padres con un grado naturalizado de estrés que los lleva a fallas en
situaciones tan vitales como la de cuidar la seguridad de un niño, pero también
de personas sobre estimuladas, mal de esta época, que reparten la atención y el
cuidado del niño con el que transitan por la via pública con la necesidad de
chequear en su celular ya sea sus mensajes de texto, actualización en las redes
virtuales, mails o cualquiera de los estímulos que constantemente arrojan los
modernos suplementos electrónico- virtuales con los que hoy se camina. Un niño
de la mano es algo mas, no necesariamente el mas satisfactorio de los
compromisos. La vida moderna con las revolucionarias formas de comunicación
hacen que la gente no esté en el lugar que está sino que siempre se está
conectando para saber que pasa consigo mismo en otros espacios. Esto dificulta
enormemente relacionarse con la delicada misión de entregarse a disfrutar del
cuidado del niño. La vida estresante y cargada de responsabilidades lleva
tambien a que se diluya el placer de caminar con un niño lo cual, si es vivido
de manera culposa y vergonzante puede desembocar precisamente en estos abandonos
inconcientes.Cuando se produce el reencuentro con el niño perdido no es
necesario, en principio, explicarle nada sino intentar desdramatizar la
situación, no con palabras sino con actitudes afectivas fuertes como el abrazo.
Cuando venga el tiempo de las palabras se deberá tener en cuenta que por mas
"travieso" que sea el niño, la responsabilidad es siempre adulta, lo cual no
impide indicarle lo que no debería hacer en situaciones como esas.Los medernos
accesorios como pretales, etc, están lejos de ser destinados al bienestar de la
niñez sino mas bien a naturalizar el descuido y el autismo relacional. en vez de
cuestionarnos la distancia con nuestra responsabilidad adulta, la legalizamos y
tomamos precauciones que nos permiten circular con el niño casi sin
notarlo...los implementos se ocuparan de alertarnos en caso de que ocurra lo que
es "predecible"
Lic. Jorge Garaventa- Psicólogo UBA- Matrícula Nacional 5603