¡Qué Cosa Estos Pacientes!
Sobre la estructuración en el vínculo terapéutico de la
cosificación de los niños
Trabajo leído en la Jornada de Fundación San Javier 2011
Jorge Garaventa*
Los niños y los jóvenes no son peligrosos. Están en peligro.
Documento de Familiares, Sobrevivientes y Amigos de Cromañón
No tienen norte no tienen salvación
hace el trabajo y redimirlo por favor.
Que se mejoren allá en la eternidad
partiles el buñuelo y quitá mi pena así.
Sheriff- Solari y Bellison
“Es decir, lo primero que se hace es diagnosticarlo de un modo invalidante, con
un "déficit" de por vida, luego se lo medica y se intenta modificar su conducta.
Así, se rotula, reduciendo la complejidad de la vida psíquica infantil a un
paradigma simplificador. En lugar de un psiquismo en estructuración, en
crecimiento continuo, en el que el conflicto es fundante y en el que todo efecto
es complejo, se supone, exclusivamente, un "déficit" neurológico.”
Consenso de expertos del área de Salud sobre el llamado "Trastorno por deficit
de atención con o sin hiperactividad "
Así como la subjetividad de la época se filtra en todos los rincones del
consultorio, independientemente de las buenas voluntades entrelazadas en tejer
otras realidades y producir otras emergencias, también las caracterizaciones
hegemónicas sociales tienen su espacio en los pliegues tanto de la transferencia
como de la contratransferencia, (término que insisto en rescatar mas allá de
modernas y poco fundadas militancias en su contra).
En la sociedad actual los niños padecen. Padecen en su transitar social y suelen
padecer en los espacios pensados para elaborar sus padecimientos. En estos
últimos son víctimas del padecimiento que produce el síndrome de oreja cerrada
en el terapeuta cuando la cera ideológica en sus oídos es una barrera entre la
queja del niño y la casilla diagnostica desde donde ha decidido escucharlo.
Hay un estigma social y un estigma terapéutico que vehiculiza la niñez hacia la
desesperanza. Felizmente, si esta es atravesada, hay la esperanza de un adulto
feliz entablillado con auxiliares químicos.
Hemos hablado largamente en cuanto espacio ocupamos, de la vigencia de la
educación golpeadora en la sociedad actual. Armamos un trípode donde hay
correlación ideológica entre el pedido de baja de edad de imputabilidad en los
delitos, en lo social, reclamo de puestas de límites en lo escolar- familiar y
diagnóstico invalidante o cosificante en lo terapéutico. Tres ejes que nos
permiten pensar que el niño está en problemas.
Pero antes quisiera hacer un doloroso rodeo. Ha muerto Tomás y antes Candela. De
pronto parece querer instalarse la dolorosa cuestión de que las vidas de los
niños son prenda de venganza de odios adultos. Pero fíjense que si bien se mira,
mi mismo enunciado denunciante está plagado de inocencia. No hay nada que esté
queriendo instalarse. Está instalado y es esencial al ser humano. Aún con muchos
años de práctica y escucha, quienes tenemos nuestras pulsiones dañinas
procesadas en destinos sublimantes, al menos por un momento tendemos a pensar
como irracional lo que no responde a nuestra lógica. Sabemos por Freud que lo
que más nos repulsa es precisamente lo familiar. Vino luego Lacan a subrayarnos
que no existe tal irracionalidad sino más bien una razón de otro orden.
Este milenio de pulsiones desatadas nos está convocando a ello, a retomar el más
simple y profundo de los pensamientos, el pensamiento clínico. De lo contrario
corremos el riesgo de quedar a la zaga de las demandas sociales, y al menos en
mi forma de concebir al psicoanálisis y a la psicología, si no podemos responder
a ello nuestro rol queda desdibujado en una maraña de enunciaciones vacuas.
Asi como Freud reclamaba responder con el oro del psicoanalis y Lacan dar cuenta
de la subjetividad de la época, partiendo de ese lujoso marco, es tiempo de
nuestra praxis donde hasta nuestros mas encumbrados maestros estén sujetos a
revisión. Después de todo, somos tributarios de lo que Niestche le hizo decir a
Zaratustra: les pido que me traicionen.
No vamos a abundar porque no es el eje de la jornada de hoy. Los niños son hoy
mano de obra barata, carne de cañón de la avanzada delincuencial. La sociedad
cosifica, margina, empuja hacia la delincuencia, judicializa y luego, encarcela
y mata. Contra todas las normas a las que adhirió nuestro país, hay niños
encarcelados con condena perpetua, dos de los cuales se suicidaron.
No es más próspero el camino que la Justicia suele legar a los niños maltratados
y abusados en sus propios hogares ya que el destino inmediato es la exclusión y
el exilio…para protegerlos.
Hace muy poco hablábamos de la añoranza autoritaria para referirnos al reclamo
nostálgico de sectores de la educación que ante las nuevas subjetividades de la
niñez y la adolescencia reclaman el retorno del salvajismo disciplinante para
resolver aquello que tantos años de autoritarismo ha sembrado en el colectivo
social. Una lectura caprichosa y arbitraria de cierto psicoanálisis postula la
caída de la función paterna como el acontecimiento que escupe anomia, desaliento
y rebeldía hacia lo instituido. Lejos de la postulación originaria del
psicoanalista francés, estamos ante una extensión teórica impropia al servicio
de validar el imaginario social del padre padrone.
Asi como los problemas de la democracia se resuelven con más democracia, los de
la educación se resuelven con más educación y ubicando a la misma como uno de
los autores necesarios de aquello que intenta reprimir arcaicamente.
Nada de lo dicho está ausente en el consultorio, pero con un serio agravante.
Hay técnicas, teorías y profesionales tributarios de cualquier doctrina, que
compran el combo simplificante. No importa tanto si un niño está en problemas
sino si los causa. La postmodernidad necesita dominar pasiones y pulsiones. Los
diagnósticos y sus secuelas terapéuticas facilitan la tarea de ahogar el
síntoma. Un niño problemático está denunciando, una denuncia incomoda y para
cada tipo de incomodidad hay una terapéutica adecuada.
El silencio de los inocentes cuesta caro pero es efectivo. O se cursa una
terapia distractiva donde lo esencial sea desviado o se medica para apaciguar
aquello que no ha podido ser acallado. En esa estructuración terapéutica, niños
abusados, maltratados, disciplinados empiezan a recorrer el camino de la
tontería…El ADD los espera con los brazos abiertos, pero mas allá de modas la
nosografía está plena de creatividad porque lo fundamental es que todo quede mas
o menos adecuadamente en orden.
Los tratamientos finalmente resultan exitosos…aquel niño rumiante, inquieto,
desafiante, agresivo que se atrevió a mostrar el malestar de la cultura
finalmente será el encastre que termine de armar el rompecabezas de la familia
feliz, la escuela feliz y la sociedad feliz…
Será entonces el adolescente y luego adulto que vivirá un mundo sin
problemas…como diría una canción, “el mundo sin problemas es perder el tiempo a
lo bobo” y si es bobo, entonces será el nuevo problema con el que se enfrenta la
educación...como vérselas con individuos bobos,sin estímulo alguno,según una
frecuente queja actual.
Cierro con una vuelta atrás…decía el Indio Solari: Tomasito ¿Podés verme? ¿Podés
oirme?...no podía…la sociedad se horrorizaba de una muerte temprana al alcance
de los medios, de esas mismas que produce a cada rato y que se olvidan porque
nos preocupa que mueran potros sin galopar pero mas aún si los potros al galopar
levantan demasiada polvareda…
*Psicólogo
Noviembre de 2011