Mejor que Decir es Hacer
La Naturalización de “Todas y Todos”no visibiliza a “Todas”
Lic. Jorge Garaventa
Tal vez ha sido al abordar cuestiones de violencia hacia la niñez cuando con más
claridad hemos logrado explicar a que nos referimos cuando hablamos de un
acomodamiento discursivo y fáctico que se instala en lo políticamente correcto
pero que no necesariamente implica una toma de conciencia o una voluntad
transformadora..
A menudo hablamos de la vigencia de la educación golpeadora, un constructo que
roza lo institucional pero que increpa a la cultura misma. Las violencias hacia
la mujer y la niñez presiden el grueso de los comportamientos sociales. Abusos
sexuales infantiles,violaciones, femicidios muestran una tasa que como mínimo se
mantiene fiel a sí misma.
Paralelamente el coloquio social ha hecho un movimiento tan interesante como
superfluo, por aquello de que la cultura dominante cuando no logra hacer trizas
una reivindicación, entonces se apropia y la naturaliza despojándola de su
esencia transformadora o revolucionaria.
Cada vez más, al participar de actividades públicas nos sorprendemos del “todas
y todos”,“nosotras y nosotros”, sin embargo lo que se observa, dista de ser
acorde con lo que el enunciado de partida parece predecir.
Lejos de cuestionar aquienes han logrado que lleguemos hacia aquí, sencillamente
alertamos que la cultura sexista y patriarcal sigue canchereando en un terreno
que aún le es propio, poblado ahora por los avatares del buen decir.
Cuando los colectivos de mujeres comenzaron a denunciar el lenguaje como
herramienta de invisibilizaciónde las mujeres y las niñas, hablaban de la
violencia del ocultamiento, de la negación de la presencia de lo femenino que no
solo se reflejaba en el lenguaje, ya de por si preocupante, sino que se traducía
en acciones en lo cotidiano…y viceversa.
En las últimas décadas ha habido un avance anárquico pero constante que se
tradujo en algunos cambios en lo social, a veces impulsado y otras acompañado
por políticas públicas.
La otra cuestión que se mantiene incólume es que precisamente las políticas
públicas y legislaciones concomitantes son efecto más de las presiones de los
diversos colectivos de mujeres que concesión graciosa o conciente del Estado.
El lenguaje es fundante tanto de la cultura como de las personas. Es la vía
regia al universo simbólico, que es como decir, a la vida misma.
El “todas y todos”discursivo puede estar diciendo acerca de otra forma de
plantarse en las cuestiones de género, pero no necesariamente una posición
progresista.
Volviendo al principio, la violencia contra la niñez ha tomado formas
vergonzantes pero sigue presente con contundencia. De aquello que antes se
alardeaba, de la mano dura en la crianza y la educación, hoy no se habla. El
orgullo de entonces se ha retiradode la escena pública. No es políticamente
correcto maltratar a un niño pero se sigue con la convicción intacta. Ocurre que
el abuso de poder genera un plus degoce, razón por la que podemos decir que la
transformación efectiva y profunda está lejos y requiere decisiones que apunten
a cambios estructurales radicales que sacudan severamente la cultura patriarcal.
Por eso insistimos y hasta nos ponemos reiterativos con la cuestión de las
necesarias políticas públicas. De nada valen las leyes que apuntan a la equidad
de género si no van acompañadas de condiciones que permitan el libre ejercicio
de lo igualitario. Hemos aprendido que igualdad e igualitario no son lo mismo, y
optamos por lo igualitario porque implica el pleno desarrollo de las
potencialidades personales y la provisión de los peldaños que permitan la altura
necesaria.
La mal llamada discriminación positiva en el tema de los cupos para cargos
electivos es un ejemplo transparente de lo que venimos diciendo. Hoy nos hemos
aproximado bastante, pero en el momento en que se estableció el cupo, sin él, la
igualdad sabía a palabra muerta. Las mujeres eran invitadas a pelear “de igual a
igual”en un mundo habitado y gobernado por hombres. Se supo argumentar
ejemplificando con aquellas mujeres que no necesitaron de cupos para arribar a
espacios de decisión. En buena hora, pero es menester tener en cuenta que las
transformaciones sociales planificadas no apuntan a las excepciones sino al
conjunto del tejido social.
Hemos mostrado ejemplos extremos que denuncian y demuestran que más allá de lo
discursivo, la transformación social está aún en ciernes.
Porque se puede decir,presidenta, jueza, legisladora; hasta estamos insinuando
ya la posibilidad de que las asociaciones profesionales modifiquen su
denominación e incluyan el femenino en la definición. Es más, soñamos con que en
poco tiempo se deje de celebrar el día del maestro en una profesión,hasta hoy,
fuertemente ejercida por mujeres…se pueden hacer esas y muchas otras cosas pero
mientras tanto se sigue golpeando, discriminando y asesinando a mujeres porque
se deciden a asumir plenamente su condición de tal…
Por eso, en buena hora cuando escuchamos que alguien comienza su discurso con
una enunciación inclusiva hacia todas y todos…el paso siguiente será
preguntarnos como el conejo de los dibujos animados: ¿Qué hay de nuevo, viejo?
publicado en Habemus Cultum
www.habemuscultum.com.ar
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A Silvia Weitzman, Mercedes Eva Feuillet Dartigolle